Luchas Obreras

Consejo Síndical Obrero - CSO

Por un sindicalismo de lucha y combativo

Es el momento de utilizar los fondos de reserva de las empresas y las líneas de crédito establecidas por el gobierno.

Si los beneficios empresariales de los últimos años han sido fruto del esfuerzo colectivo, ahora también se debe mirar la cuenta de resultados en las empresas para analizar si se devuelven o no los días de permiso retribuido.

Cuando el Gobierno decreto el estado de Alerta, desde CSO exigimos la paralización inmediata de todo el tejido productivo que no fuese necesario para la supervivencia (Alimentación, servicios sociales, transporte de mercancías, canales de comercialización, agua…) tal como hizo China, porque lo primero es la salud, y después la economía, no al revés. La salud no es sólo el sistema sanitario, las condiciones de vida y trabajo influyen mucho, por eso, con el ánimo de evitar el colapso en los hospitales y UCI, exigíamos la paralización de la actividad laboral.

Sin embargo, pese a que las medidas que ha ido tomando el Gobierno, para mantener al máximo de personas en casa, no le suponía un coste adicional al empresario, lo cierto es que una parte importante de ellos no quería dejar de producir, ya que sin trabajadores produciendo, ellos no ganan dinero. Aprendamos la lección para futuras movilizaciones.

 En medio de una pandemia, y declarado por el gobierno el Estado de Alarma, las organizaciones sindicales en general hemos estado (y continuamos estando) desbordadas de llamadas, avisos, requerimientos de asesoramiento a causa de las diversísimas situaciones laborales que se originan como consecuencia de las medidas tanto de confinamiento como en todo lo que respecta a la protección de la salud en los centros de trabajo. Las ya innumerables apariciones del Presidente del Gobierno anunciando cambiantes medidas siempre insuficientes, ambiguas, excluyentes para una parte de la población, no hacen más que generar cada vez más confusión y desamparo entre la clase trabajadora de todos los sectores y ámbitos profesionales. Todos estos días de asesoramiento, búsquedas para asegurar respuestas, denuncias a Inspección de Trabajo de numerosas empresas por las escasas o nulas medidas de protección para con las plantillas que continúan trabajando, por la mala gestión (o no gestión) de los ERTEs anunciados, por la arbitrariedad de reducir o eliminar jornadas laborales a costa de los descansos o vacaciones de sus trabajadores y, sobre todo, por los despidos, “extinciones de contrato” o simplemente abandonos “a su suerte” de miles de trabajadores y trabajadoras, nos han mantenido a las organizaciones sindicales de la Confluencia Sindical de la Bahía de Cádiz en un forzado “silencio” público que no se puede sostener ni un solo día más.

La economía después de la catástrofe

Atilio Boron para Foro Antiimperialista Internacionalista.

La Gran Depresión de los años treintas arrastró en su caída la ortodoxia liberal cuyos puntales eran la división internacional del trabajo entre países avanzados y la periferia capitalista productora de materias primas; el patrón oro; y la doctrina del laissez-faire que consagraba la primacía absoluta de los mercados y, como contrapartida, el “estado mínimo” que se limitaba a garantizar que aquéllos pusieran bajo su órbita los más diversos componentes de la vida social instaurando, de hecho, una verdadera “dictadura libremercadista”. Pero a fines de 1929 estalló la Gran Depresión y el mundo que emergió de las cenizas de la crisis fue muy distinto: la división internacional del trabajo comenzó a desdibujarse porque algunos países de la periferia iniciaron un vigoroso proceso de expansión industrial. El patrón oro fue reemplazado, luego de un turbulento interregno que concluiría recién con el fin de la Segunda Guerra Mundial, por el dólar, que se instituyó como moneda universal de cambio porque en ese momento no había ninguna otra que pudiera competir con ella habida cuenta de la destrucción originada por la guerra. Y, lo más importante: los mercados fueron sometidos a una creciente regulación por parte de los gobiernos, lo que llevó a trastocar una asimetría que si antes había sido enormemente favorable a los mercados pasó a serlo a favor de los estados. Consecuentemente, el gasto público requerido por las nuevas demandas de una ciudadanía movilizada y empoderada por las luchas contra la depresión y la reconstrucción de la posguerra hizo que el tamaño del estado en relación al PBI creciera de manera notable, como lo demuestra la siguiente tabla.    .

100% del Salario para Todas las Plantillas de la UMH: Por Fuerza Mayor

 Sección sindical CCOO en la Universidad Miguel Hernández

El pasado miércoles 18 de marzo de 2020 tuvo lugar una reunión del Comité de Seguridad y Salud de la UMH, en la que desde la sección sindical de CCOO intervinimos en los aspectos que destacamos a continuación, y que van en la línea de conseguir mantener cerrados todos los centros de la UMH salvo los indiscutiblemente necesarios por un lado, y mantener los salarios de todas plantillas externalizadas abonando los costes salariales de los contratos como permisos retribuidos para evitar que las empresas responsables hagan ERTEs que dejen a nuestras compañeras y compañeros con un 30% menos de salario en los difíciles momentos que atravesamos, todo en la línea de lo que CCOO defiende a nivel estatal y autonómico.

Como suele suceder con eventos de la magnitud del nivel de esparcimiento del Covid-19, el mundo ha comenzado a prestarle una mayor atención al desarrollo de la enfermedad como nunca antes en los últimos cuatro meses, desde sus primeros brotes en Wuhan, a pesar de que sus márgenes y el potencial de infección de esta nueva cepa de Coronavirus ya era grave en el marco de su despliegue al interior de la sociedad más numerosa del mundo: China. Es decir, sólo la presencia del Covid-19 en Occidente y la rapidez y la amplitud con la que éste se abre paso entre sus poblaciones ha empujado al resto del mundo, a través de diversos organismos multilaterales, a sobreestimar los efectos que el virus podría tener en el futuro, con el propósito no necesariamente de generar pánico entre las masas o de establecer un estado de emergencia generalizado y caótico, sino, antes bien, con el objetivo de anticipar escenarios y posibilidades en las que este virus se agrave, mute y se radicalice en sus efectos.