La implicación de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) en la educación
En la mayoría de los coles la implicación del Ampa es meramente instrumental, a través de la cual se ponen en marcha actividades extraescolares, se consiguen subvenciones para el centro, se organizan festivales, partimos castañas y/o se apoya en actividades caritativas. Asimismo, se moviliza a madres y padres para reivindicaciones como la jornada continua. En la inmensa mayoría de las ocasiones, al Ampa se le informa, pero se la excluye, de la toma de decisiones importantes con repercusión en la educación de nuestras hijas e hijos. ¿Es esa la labor que como madres y padres queremos desempeñar en un AMPA? ¿Es eso lo que nuestras hijas e hijos necesitan?
Dicen que todo el mundo tiene las mismas posibilidades, pero no es cierto.
La educación es un factor determinante y es uno de los grandes pilares de una sociedad igualitaria. De hecho, población con bajo nivel de estudios tiene una esperanza de vida de unos 7 años menos según el informe de 2015 de la OCDE. Además, según información de Eurostat, la probabilidad de encontrarse en riesgo de exclusión social o pobreza según el máximo nivel de estudios conseguidos es: una de cada tres personas con ESO o primaria, una de cada cinco con bachillerato o grado superior de FP y una de cada diez personas con estudios universitarios. En ese marco social, los hijos e hijas del pueblo trabajador persiguen alcanzar un mínimo nivel de estudios con la esperanza de que puedan vender su fuerza de trabajo al empresario, aunque las tareas desempeñadas en su puesto de producción estén lejos de la formación conseguida. En numerosos casos, los y las jóvenes con bachillerato, FP e incluso estudios universitarios consiguen un trabajo en grandes superficies, por ejemplo reponiendo productos o en cajas. Además los y las jóvenes, en el presente sistema económico capitalista, ven limitado su nivel de estudios al dinero que tenga la familia, lo que se convierte en un círculo vicioso que determina en buena parte su futuro.
Por todo ello, se pretende construir una sociedad ignorante, con mínimo sentido crítico y la desesperanza de que no hay cambio posible.
Por el contrario, como trabajadoras y trabajadores, aspiramos a que nuestra descendencia tenga la oportunidad de alcanzar el nivel de estudios que quiera independientemente de factores étnicos, sociales, económicos y/o culturales.
¿Cómo en una sociedad que potencia la desigualdad pretendemos construir un diálogo igualitario? No es posible si no cambiamos a un sistema socialista.
Una vez dicho esto, habrá quien refiera que es un análisis irreal alegando su imposibilidad. Sin embargo, las conquistas sociales se consiguieron por gente como nosotras y nosotros. Hay quien quiere que la gente no recuerde el poder que tiene la unidad y el poder relativo que tienen ciertos docentes con cargos en la educación o el mismo gobierno de gestores del capitalismo.
Hagamos oídos sordos a los que buscan intereses ajenos a nuestra clase social y como pueblo trabajador organicémonos de manera que las Ampas reivindiquen un dialogo igualitario y una educación integra, de calidad y científica.